No, el karate no hace que los niños sean más agresivos. Al
contrario, cuando se enseña bien, con disciplina y respeto, el
karate ayuda a los niños a controlar sus emociones, a ser más
tranquilos, seguros de sí mismos y respetuosos con los demás.
Estudios en psicología han demostrado que los niños que practican
artes marciales como el karate, tienden a bajar su nivel de
agresividad, mejorar su concentración y aprender a resolver
conflictos sin violencia.
Eso sí, es muy importante elegir una escuela que enseñe el karate
como una filosofía de vida, no solo como un deporte. Los
instructores deben enfocarse en valores como el autocontrol, el
respeto y la humildad.
En resumen: El karate bien enseñado no promueve la violencia. Por
el contrario, es una herramienta que ayuda a los niños a crecer
con disciplina, confianza y autocontrol.